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"Moll Flanders": amor y matrimonio

  • Foto del escritor: Emilio López
    Emilio López
  • 6 jun 2018
  • 6 Min. de lectura

¡Hola, estimados lectores! Hoy analizaremos la novela de Daniel Defoe (1660-1731): Fortunas y adversidades de la famosa Moll Flanders (1722). Nos centraremos solo en el tema del amor y matrimonio, ya que es lo más sobresaliente en el relato. Sin embargo, la obra es tan extensa que posee infinidad de situaciones para discutir. Si te gustan los personajes picarescos y la crítica social del siglo XVIII, definitivamente esta obra es para ti.


Moll Flanders es una novela picaresca cuyo principal tema es el ascenso social. Al igual que en el Lazarillo de Tormes, se nos presenta un personaje extremadamente pobre, con una vida desgarradora, y que logra la plenitud económica en su adultez. Además, ambos son muy ingeniosos. Sin embargo, el amor y el matrimonio son de mayor importancia en Moll Flanders que en el Lazarillo de Tormes. Principalmente, el matrimonio es visto, por Moll, como una oportunidad de mejorar su estatus social. De lo contrario, hubiera tenido que ser una sirvienta el resto de su vida, a lo cual se negaba. Eso se evidencia en la siguiente cita: “Todo esto me llenaba de espanto, porque sentía una gran aversión a ir de servicio, como llamaban a hacer de criada." (Defoe, 1722). Por ello, Defoe sitúa al amor en un segundo plano: "La experiencia no tardó en enseñarme una cosa: (...) que los matrimonios aquí eran el resultado de una serie de hábiles cálculos para hacerse con un capital o para ampliar un negocio, y que el amor, o bien no contaba o contaba muy poco” (Defoe, 1722). No obstante, es evidente que Moll es una romántica empedernida con algunos de sus esposos. También es clara la falta de amor en muchas ocasiones; por ejemplo: cuando ella abandona a sus hijos sin poner resistencia.


En total, Flanders se casa cinco veces, y fue la amante de muchos otros. Un aspecto interesante es que el papel de las bodas o casamientos no es visto desde una perspectiva moral, sino como un juego social. Es decir, Moll podía estar casada con tres hombres a la vez con tal de sobrevivir. En ningún momento leemos que ella pida el divorcio a su hermano/esposo.


El primer matrimonio de Moll es con Robin. Sin embargo, ella no lo ama. Robin Colchester es el hermano menor e hijo de los dueños de la casa en la que ella trabajaba. Al principio, no es Robert quién se interesa por ella, sino que es su hermano mayor, a quién, Defoe, nunca nombra. Él y Moll empiezan una relación en secreto, pues los padres del amante sin nombre no lo aprobarían. Con el paso del tiempo ella empieza a enamorarse de él hasta que se entrega por primera vez. Él solo la ve como entretenimiento, pues es un charlatán. En muchas ocasiones, le promete que estarán juntos, lo cual nunca tuvo la intención de cumplir. Al ser el hijo mayor no podía permitirse renunciar a su herencia por “amor”. Luego, Robin empieza a coquetear con Moll. Ella lo rechaza varias veces, pero él sigue insistiendo que no se casará con nadie más. Finalmente, el hermano mayor le paga a Moll para que se case con Robin. Ella acepta, pero jamás lo deja de amar. En este primer acontecimiento de la vida amorosa de nuestra protagonista vemos que el matrimonio no es siempre igual a amor. Ella se casó con uno, amando a otro. En muchas ocasiones, ella se recrimina ser infiel e incestuosa a la vez: “…en mi fuero interno, cometí cada día adulterio e incesto con él, lo que seguramente era tan pecaminoso como si efectivamente lo hubiese llevado a cabo” (Defoe, 1722). Después de cinco años, Robin muere. Ellos tuvieron dos hijos, quienes son arrebatados de Moll por los abuelos. En ese instante se observa la frialdad o falta de cariño de ella a sus hijos: “Afortunadamente, mis dos hijos me fueron pronto quitados de las manos por el padre y la madre de mi esposo y debo decir que esto fue todo lo que obtuvieron de Mrs. Betty”. (Defoe, 1722).




Luego de enviudar, Moll está decidida a casarse de nuevo para no pasar pobreza. Nuevamente, vemos que ella no busca enamorarse, sino conseguir esposo. Dos cosas que creemos van unidas, Defoe nos demuestra, en su personaje, que no es cierto. También es importante mencionar que en el siglo XVII las mujeres tampoco tenían muchas oportunidades, ni siquiera eran consideradas ciudadanas. Por esto, tenían que ingeniárselas para sobrevivir. Las opciones no eran muchas, como vemos en nuestra antiheroína. Si no nacían en la élite, sus caminos eran ser empleadas domésticas, monjas, casarse con alguien de mejor estatus o prostituirse. Por estas razones, Moll busca a alguien que pueda mantenerla, aunque ella no lo ame: “Estaba decidida a casarme, o nada. Y además, el casamiento tenía que ser muy de mi gusto” (Defoe, 1722). No obstante, Moll Flanders cuenta con una ventaja que el resto de mujeres no tenía: ser huérfana. Al no tener padre o hermanos que la obligaran a casarse, ella pudo tener tantos esposos como le fuera posible. Recordemos que los hombres eran los que escogían y las mujeres no podían negarse, dado que no tenían voz. Además, si no tenían dinero, no eran consideradas como futuras esposas: “El dinero es lo único que recomienda a una mujer” (Defoe, 1722). Esta es la razón por la cual, Moll, se hace pasar por una viuda rica. Sin embargo, esta situación es algo confusa. Por un lado, las mujeres buscaban mejorar su clase social y ser mantenidas; mientras que los hombres, ampliar su fortuna. Estos, además, tenían a su esposa por dinero y una amante por placer: “Los hombres escogían sus queridas por afecto y a una prostituta le era necesario ser bella, bien formada…Pero en cuanto a la esposa, ninguna deformidad chocaba al gusto” (Defoe, 1722).


Moll se casa por segunda vez con un hombre que la deja en la quiebra, pues cae en la cárcel. Esto rectifica la idea de que el matrimonio es un negocio del cual se sale con mucho o sin nada. Ella comienza otra fortuna vendiendo tela. Encuentra otro hombre, quien resulta ser su hermano, con el que se casa y se muda a Virginia. Este matrimonio es algo peculiar, pues vemos dos clases de amor. El primero es el de pareja: él ama a Moll. “Él prometió suavizar su comportamiento y le pidió que me dijera que él me amaba como siempre”. (Defoe, 1722). Por otro lado, también se observa el amor de familia. Nuevamente, Moll se ve en una situación complicada: amar a su “pareja” o querer a su hermano. Al final, la culpa que siente la consume y cuenta toda la verdad: “…de manera que pudiera quererlo como hermano, ya que no podía amarlo como marido” (Defoe, 1722).


Después de otros fracasos, del matrimonio con un divorciado, de la aventura con un hombre comprometido y de más bastardos llegamos al momento cúspide de la obra. Moll encuentra el amor con James, un pobre que no se considera digno de ella. A parte del hermano mayor de Robin Colchester, James es el segundo amor de Moll:


“Nada de cuanto me había sucedido hasta entonces en mi vida se me metió tan profundamente en el corazón como este adiós. Le reproché mil veces en mi fuero interno que me abandonara porque hubiera ido gustosa con él por todo el mundo aunque hubiera tenido que mendigar un trozo de pan” (Defoe, 1722).


Esas son las palabras de ella cuando James se despide por primera vez. Luego, él regresa por amor a ella. Pasan unos días juntos hasta que vuelven a separarse para que él pueda hacer dinero y regresar. Sin embargo, los acontecimientos guían a nuestros personajes a la cárcel, donde son condenados a la deportación. Ambos son desterrados a Virginia, lugar donde crean una gran fortuna. El matrimonio perfecto es este último, pues resultó ser un buen negocio, en el que la inversión tuvo su recompensa. De igual forma, también tuvo amor.


Por último, Moll Flanders y su hijo, el único del que se habla. En esa relación vemos un amor storgé, como dirían los griegos. En cierta forma es un sentimiento hermoso entre estos dos personajes, pero muy poco realista. La reacción del hijo al enterarse que su tía es su madre es un poco idealizada. Para muchos, la noticia sería realmente traumante. Sin embargo, es la única oportunidad en la que vemos a Moll actuar como una madre, ya que tuvo tantos hijos, pero a ninguno cuidó. Hasta que este aparece, un nuevo sentimiento se despierta en ella: “… cubriéndolo de besos porque nunca existió un cariño mayor entre una madre y un hijo” (Defoe, 1722). En conclusión, Defoe nos lleva en un viaje a la maduración de Moll Flanders para demostrarnos que el amor y el matrimonio no siempre van de la mano. Existen tantas clases de amor como de convertir un matrimonio en un negocio.



REFERENCIAS


Defoe, D. (1722) Moll Flanders. [Versión digital]. Extraído de: http://www.LibrosTauro.com.ar





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